Vistas de página en total

jueves, 24 de enero de 2013

FICHA DE LECTURA: DURKHEIM. LAS REGLAS DEL MÉTODO SOCIOLÓGICO. CAPÍTULO II




Este trabajo es producto de la lectura del capítulo II ("Reglas relacionadas con la observación de los hechos sociales") de Las reglas del método sociológico (1895) de Emile Durkheim (1858-1917). De ningún modo constituye una revisión exhaustiva de los temas tratados en dicho capítulo. Se trata, sobre todo, de una lectura centrada en los fundamentos epistemológicos de la sociología de Durkheim.

Utilizo la siguiente edición: 

Durkheim, Emile. (1976) [1° edición: 1895]. Las reglas del método sociológico. Buenos Aires: La Pléyade. Traducción de Aníbal Leal.

A mi juicio, los puntos fundamentales del capítulo son los siguientes:

1] La ubicación en el plano de la teoría social y en el plano político de la sociología durkheimiana. 

2] La crítica de la denominada sociología ideológica.

3] El concepto de prenociones.

4] La cuestión del sensualismo como respuesta al problema de la construcción de una sociología objetiva.

5] Objetividad y política en la sociología durkheimiana.

A continuación, paso a trabajar cada uno de ellos:

1] Posición de la sociología de Durkheim en la teoría social y en la política de su época.

En el plano político, Durkheim se ubica claramente como intelectual orgánico (en el sentido que Gramsci le da a la expresión) de la burguesía francesa, la cual se hallaba enfrentada tanto a amenazas por derecha (monárquicos) como por izquierda (socialismo). Su construcción de la sociología “científica” intenta legitimar una forma peculiar de intervención política. 

En cuanto a la teoría social, Durkheim se posiciona frente a las que él denomina “sociologías ideológicas” (básicamente, las de Comte y Spencer, págs. 44-46), pero también frente a la economía política (págs. 48-50). 

En el capítulo II no menciona explícitamente a los socialistas, pero hay una referencia implícita en pág. 42:

“En lugar de tratar de comprender los hechos adquiridos y realizados, se propone inmediatamente realizar otros nuevos, más adecuados a los fines perseguidos por los hombres.” (pág. 42).

Es importante destacar que Durkheim considera que todas estas posiciones son “ideológicas”, en el sentido de que parten de las “ideas” que poseen sus autores acerca de la realidad, y no de los hechos. En otras palabras, Durkheim plantea una contraposición entre ideología y objetividad.

2] La crítica de la “sociología ideológica”

En rigor, cabe apuntar que Durkheim no sólo tilda de “ideológicas” sólo a las sociologías de Comte y de Spencer, sino que también extiende este calificativo al plano de la moral y de la economía, considerando que se trata de la posición imperante (págs. 47-48).

Es importante tener en cuenta, para la comprensión del sentido que le da Durkheim al concepto, que la ideología es concebida, ante todo, como una cuestión epistemológica, es decir, como el producto de poner a las ideas en el lugar de las cosas. (pág. 95). No hay ninguna referencia a la producción social de la ideología. Todo queda reducido a un problema individual (del sociólogo o del economista) o, en su defecto, a un problema gnoseológico. El punto de vista adoptado por Durkheim constituye un terreno adecuado para refutar a las sociologías de Comte y Spencer sin tener que caer en un estudio del proceso de producción y reproducción social. De hecho, la solución que aporta Durkheim al callejón sin salida de las prenociones es una solución basada en una decisión individual del investigador social. (1).

Para refutar adecuadamente la noción durkheimiana de la ideología es necesario partir de una concepción que ubique a la ideología como una parte del proceso de apropiación intelectual y material de la realidad por los seres humanos. Desde esta perspectiva, la ideología es una relación social y no una manifestación individual. Para realizar esto es imprescindible elaborar una concepción de la totalidad. Durkheim abordó este problema mediante el par conceptual organismo-función. No es este el lugar para desarrollar dicha cuestión, pero corresponde mencionarla pues permite empezar a comprender las diferencias con la noción de totalidad en Marx.

3] Las prenociones.

Para criticar a las sociologías “ideológicas”, Durkheim elaboró su teoría de las prenociones
(2). El pasaje clave es:

“Como el detalle de la vida social desborda por todos lados a la conciencia, no tiene de aquélla una percepción suficientemente perfilada para sentir su realidad. Como no hay en nosotros vínculos bastante sólidos ni suficientemente próximos (..) si se nos escapa el detalle y las formas concretas y particulares, por lo menos nos representamos los aspectos más generales de la existencia colectiva de manera aproximada, y precisamente estas representaciones esquemáticas y sumarias constituyen las prenociones que empleamos para los usos corrientes de la vida.” (pág. 43).

En el pasaje citado se encuentran tanto los puntos fuertes como las limitaciones de la epistemología durkheimiana. Las prenociones no constituyen una aberración o un error individual, sino que expresan la solución más común al problema del conocimiento de lo social (problema que, por cierto, es de índole práctica). Para sobrevivir y desenvolvernos en la sociedad, son necesarias ideas que den cuenta del funcionamiento de la misma y de la posición que ocupamos en la misma. Estas ideas, “producto de experiencias repetidas” (pág. 44), son las prenociones. De este modo, las prenociones, en tanto fuente de error epistemológico (es decir, creer que son la realidad, no ideas sobre esa realidad), emanan de las condiciones de existencia de los seres humanos. Pero Durkheim no da el paso siguiente y no se interroga acerca de las causas que hacen que nuestra existencia social se caracterice por la inexistencia de vínculos “sólidos y próximos”. La cuestión se reduce a un problema epistemológico, y su solución depende de la adopción del mismo “estado mental” de los científicos naturales (págs. 51-52). La referencia a la psicología (págs. 52-53) es significativa, pues la adopción del principio “tratar los hechos sociales como si fueran cosas” es presentada como el resultado de un proceso exclusivamente intelectual.

Está claro que no es correcto tratar la historia de cualquier disciplina científica ignorando el contexto social en que se desarrolla la misma. Y esto no porque sea de buen tono decir algo acerca del marco social, sino porque es ese marco el que l las vuelve inteligibles las teorías sociales. Durkheim, en todo este capítulo, presenta la evolución de la teoría social (sociología, moral, economía política, psicología) como un proceso interno, sujeto a una problemática meramente epistemológica o intelectual, con el agravante de una concepción individualista del científico, según la cual las innovaciones en las ciencias son el resultado de los cambios de actitud de los individuos. Hay que insistir que esto último se vuelve comprensible si se tienen en cuenta las limitaciones de una concepción organicista-funcionalista de la totalidad.

Ahora bien, dado lo expuesto hasta aquí, queda claro que la teoría de las prenociones no puede fundar una ciencia de la sociología, cuya objetividad sea la de la física (en su versión newtoniana). Las prenociones derivan de las condiciones de existencia de los individuos. En el límite podrían existir tantas prenociones como individuos hay en la sociedad. 

¿Qué hacer?

4] La teoría sensualista y la construcción de una “sociología científica”.

A partir de la mitad del capítulo II (págs. 54-64), Durkheim pasa a hacer una crítica de la epistemología basada en las prenociones. En definitiva, si se quiere ganar la objetividad (entendida como el conocimiento de las cosas tal como son, sin ninguna deformación o mediación motivada por preferencias o valores subjetivos – individuales-).  Así, Durkheim sostiene que “es necesario desechar sistemáticamente todas las prenociones” (pág. 54). 

Ahora bien, puesto que las mediaciones aparecen entre el sujeto que conoce y los objetos conocidos (empleo aquí el viejo vocabulario empirista), desechar las prenociones implica liquidar las mediaciones. ¿Qué queda entonces? El reconocimiento de que la relación sujeto-objeto es directa, y que los sentidos conocen directamente los objetos. He aquí la teoría sensualista en todo su esplendor: “para ser objetiva, la ciencia debe partir no de los conceptos elaborados sin la sensación, sino de esta última” (pág. 64). Es decir, la objetividad surge del hecho de que la materia prima de la ciencia social son los datos aportados por los sentidos, no las ideas que tenemos acerca de la realidad social. Esto no significa, por cierto, que la mera acumulación de datos implique que estemos frente a una sociología científica. El científico está obligado, si quiere ser objetivo (en el planteo durkheimiano, ser objetivo equivale a ser científico), a eliminar la subjetividad de los datos brindados por las sensaciones. Otra vez, la búsqueda de la objetividad se convierte en un círculo, en el que la objetividad se gana a costa de dosis mayores de subjetividad.

La teoría sensualista propuesta en el capítulo II es una variante del viejo empirismo. Coincide con éste en que los sentidos nos conectan directamente con los objetos conocidos, sin que sea precisa la intervención de ningún mediador. No obstante, Durkheim reconoce que el empirismo no es garantía, per se, de objetividad. De ahí su prédica para que el investigador deje de lado los componentes subjetivos de la sensación. Es claro que resulta absurdo pensar que en las últimas décadas del siglo XIX era posible seguir siendo empirista en los mismos términos que en el siglo XVII. Sin embargo, en las págs. 64-67, Durkheim se acerca a la posición del siglo XVII. Los reparos que pone, en forma de exhortaciones a los sociólogos, no pueden ocultar que Durkheim se negaba a ser consecuente en este punto, pues: o bien, a) los sentidos son fuente de información objetiva acerca del mundo social (y, por tanto, el investigador pasa a ocupar un rol meramente pasivo, siendo una especie de receptor y acumulador de datos), o bien b) los sentidos son tan subjetivos como las prenociones y, por ende, no pueden ser utilizados como garantes de una imparcialidad absoluta. En mi opinión, aceptar la opción b habría implicado para Durkheim el regreso a la teoría de las prenociones, y ésta tenía puntos de contacto con la teoría de la ideología propuesta por el marxismo.

Además, cabe mencionar otra cuestión. El viejo empirismo surgió en el campo de las ciencias naturales. Durkheim no dice una palabra para justificar su empleo en el terreno de las ciencias sociales. (3). No tiene en cuenta la existencia de una especificidad de lo social frente a las ciencias de la naturaleza.

5] Objetividad y política en la sociología durkheimiana.

La búsqueda durkheimiana de una teoría epistemológica que garantice la objetividad de la sociología científica cobra sentido si se la ubica en el proyecto político de Durkheim.

La cientificidad de la sociología obraba como elemento legitimador de la intervención en el campo de la política. Desde el punto de vista de un intelectual orgánico de la burguesía francesa era necesario construir una ciencia de la sociedad que transformara la lucha de clases en un problema de adecuación normas-funciones, y no en un conflicto en torno a la propiedad privada de los medios de producción. Si esta posición se apoyaba en la teoría de las prenociones, el argumento durkheimiano quedaba reducido, desde el punto de vista de la legitimidad, a una tesis ideológica, basada en la experiencia particular de determinados individuos. 

Las vacilaciones y saltos de la epistemología durkheimiana son una expresión acabada de la imposibilidad de fundar una sociología “unificada” en el marco de una sociedad dividida en clases sociales con intereses antagónicos.

Villa del Parque, jueves 24 de enero de 2013

NOTAS:

(1) El adoptar la misma “actitud mental del científico natural”, el famoso “tratar los hechos sociales como si fueran cosas”.

(2) Durkheim tomó el concepto de la noción de idola del filósofo inglés Francis Bacon (1561-1626). (págs. 42-43).

(3) Tampoco dice nada respecto al empleo de analogías físicas y biológicas en la sociología.

No hay comentarios: